BRUXISMO
El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes sin propósitos funcionales. Este hábito es considerado una patología perjudicial para la calidad de vida, aunque no es peligroso, llega a afectar entre un 10% y un 20% de la población. Se suele manifestar de manera intermitente con dolor de dientes, de cabeza y en músculos de la mandíbula, del mismo modo, en cuello y hombros, también puede a estar muy relacionado con molestias de oído y hasta con la presencia de tinnitus (zumbido en oídos). Ante la presencia de estos primeros síntomas es recomendable acudir al odontólogo para averiguar el nivel de gravedad de este hábito.
La causa del bruxismo es de consideración multifactorial, es decir, son muy diversos sus detonantes, entre los más destacados está el estrés, la ansiedad, una maloclusión dental y el consumo de alimentos o sustancias estimulantes, como alcohol o cafeína. Estos factores desembocan en una tensión desmesurada de la musculatura que soporta a la mandíbula, sobrecargando las fuerzas de contacto entre los dientes y sobre la articulación temporomandibular ATM.
Es muy importante entender un poco los elementos involucrados, para esto hice un dibujo ilustrativo donde he simplificado la información. De primero podemos apreciar al hueso de la mandíbula, el cual está conectado con el cráneo a través de dos articulaciones a cada lado, las cuales permiten los diferentes movimientos de la boca, para masticar y hablar. Esta conexión se denomina Articulación Temporomandibular ATM, en la ilustración podemos apreciar la estrecha relación entre el cóndilo de la mandíbula (forma convexa); la cavidad glenoidea del hueso temporal del cráneo (forma cóncava); y en medio está el disco articular o menisco cartilaginoso, este último ayuda a amortiguar los movimientos para que sean fluidos, evitando la fricción y el desgaste entre las dos superficies óseas de la articulación. Igualmente dentro de la ATM existen otros elementos importantes como los ligamentos y los músculos (que son estructuras de soporte claves para estabilizar y permitir el correcto funcionamiento de la ATM) pero no están incluidos en la ilustración con el objetivo de centralizar la atención.

Una vez explicado esto, entonces hay que entender que la mandíbula posee 3 posiciones básicas que son: la posición de apertura intencionada, la posición activa y la posición de reposo. La primera es cuando la mandíbula desciende y se abre la boca, la segunda es cuando los dientes de la mandíbula entran en contacto con los dientes del maxilar superior, y la tercera es cuando la mandíbula descansa colgando sin ocluir los dientes, manteniendo alrededor de unos 2-3 milímetros entre los dientes de la arcada inferior y los superiores. Es muy importante saber que la posición de reposo es la más importante, es la que debería estar presente durante todo el día, es decir, que los dientes solo deberían entrar en contacto a la hora de masticar alimentos y el resto del día deberían estar en reposo. Por esta razón, el masticar chicles mucho tiempo es considerado también un hábito perjudicial.
Entonces, una vez presentes los detonantes del bruxismo, todo comienza con una contracción inconsciente y desmedida de los músculos de la masticación, apretando la mordida de manera céntrica sin movimiento, pero también puede ser con desplazamiento de la mandíbula, que sería cuando se rechinan los dientes. El hábito suele darse durmiendo, sin embargo, es sabido que puede estar presente de manera involuntaria en medio de las tareas rutinarias a lo largo del día.
Luego de diagnosticada la presencia del hábito del bruxismo, habría que dictaminar las pautas a seguir, en un principio, para reducir el malestar se deberían tomar diversas medidas según la opinión del profesional, como por ejemplo, implementar cambios en el estilo de vida; ser un observador consciente del contacto dental durante el día; aprender técnicas de relajación que ayuden a gestionar el estrés; reducir el consumo de alimentos, bebidas o sustancias estimulantes especialmente de noche para mejorar la higiene del sueño, al propiciar el ambiente para un buen descanso. Pasados 6 a 10 meses de estar observando la evolución, si los signos y síntomas persisten, sería importante volver al odontólogo para continuar el estudio del caso y abordar el tratamiento pertinente.
La intensidad de los signos y síntomas consecuentes del bruxismo dependerán de la gravedad del hábito. Debido a la constante fricción, algunas piezas dentales presentarán un esmalte con desgaste en facetas (superficies aplanadas), con fisuras o con estallidos que dejarían expuesta la dentina subyacente, produciendo sensibilidad al morder o con los cambios de temperatura; otro signo es la presencia de un desgaste en sus cuellos (leer abfracción dental). A nivel de la ATM se presentan síntomas de fatiga en la red de ligamentos y músculos implicados, es un agotamiento constante manifestado con dolor local o irradiado al cuello y hombro, esto se conoce como disfunción de la articulación temporomandibular, lo cual, ocasiona a largo plazo un maltrato del disco articular y si no se hace nada al respecto, entonces se podría sufrir de artrosis local.
Uno de los tratamientos con los que se aborda comúnmente el problema del bruxismo es la confección personalizada de lo que se conoce como Férula de Descarga, esto es un dispositivo removible hecho de resina acrílica dura que se coloca en boca y actúa como una barrera física entre las arcadas maxilares protegiendo los dientes, además de reposicionar la mandíbula y aliviar la tensión en la ATM. Igualmente es conveniente tener un enfoque amplio en el tratamiento, que combine otras diferentes técnicas profesionales, entre ellas, la corrección de la oclusión (mordida) mediante la ortodoncia; también está la aplicación clínica del Botox o toxina botulínica, para reducir la fuerza muscular sobre la ATM. Otro buen tratamiento complementario sería la práctica de masajes de relajación en la musculatura orofacial y aprender a mantener una postura de reposo de la mandíbula durante el día.

Puesto que la férula de descarga no elimina el hábito de bruxismo, cabe involucrar el tema de salud mental, saber que el estrés y la ansiedad van de la mano con nuestros pensamientos, de allí que en ocasiones es necesario buscar ayuda en la lectura de libros o en profesionales de la psicología, para aprender herramientas que promuevan una mentalidad sosegada y quieta.
El control voluntario de la respiración y sostener su velocidad, se ha comprobado clínicamente, que conlleva a un beneficio porque involucra a terminaciones nerviosas que acallan a otras estructuras cerebrales relacionadas con el estrés y ansiedad. El efecto calmante de esta respiración consciente y ralentizada está bien documentado en múltiples plataformas informativas donde el lector podría curiosear. Pero igualmente me gustaría hablar del nervio vago, una de las principales vías de comunicación entre el cerebro y los órganos vitales del cuerpo, como si fuera una autopista bidireccional que transporta información entre el cráneo y el corazón, pulmones, hígado. Es decir, que el sistema nervioso central se entera de como esta un individuo gracias a como se siente su cuerpo, a través de esa red de fibras nerviosas replegadas como raíces o ramas de un árbol. Entonces al respirar intencionadamente de manera abdominal, se estaría estimulando el nervio vago, el cual, a su vez estaría modulando la respuesta del cerebro para tranquilizarse, restaurando así el puente entre lo que se siente y lo que se piensa. Esto no es un truco de magia, sino que es neurociencia.
Uno de los ejercicios para reducir el estrés y la ansiedad, que encuentro más productivo es la técnica conocida como suspiro fisiológico, que consiste en realizar una inhalación profunda en dos tiempos, 80% con la zona abdominal y 20% con el tórax, se sostiene el aire en los pulmones 3 segundos, luego se exhala lentamente del mismo modo, esto obliga al diafragma a subir y bajar. Dos de las evidencias para saber de forma segura, que se está activando el sistema nervioso parasimpático promoviendo la calma, son el bostezo y que se hacen agua los ojos.
El tinnitus o zumbido en los oídos, suele estar relacionado con el hábito de bruxismo, ya que la tensión generada por esta patología sobre la compleja red muscular, ósea y nerviosa que compone la articulación temporomandibular, entonces por cercanía (ver punto 4 en la ilustración), esta tensión también se va a irradiar al sistema auditivo.